miércoles, 1 de septiembre de 2010

Alice

Y, ¿no es la mano suave de una madre la que corre las cortinas y su dulce voz la que te ordena levantarte? Levantarte y olvidar, a la radiante luz del sol, los horribles sueños que tanto te asustaron cuando todo estaba en tinieblas.

Lewis Caroll

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