Después empezó a sonreír, a sonreír de verdad. Miró, sin sin fijarse en él, a las sombras congregadas y estas retrocedieron como si estuviesen ante un viento fuerte. El chico se quedó boquiabierto.
-¿Me ves ahora?- preguntó Julia.
Asintió mientras la miraba con los ojos desorbitados.
Ahora era algo diferente, algo que ya no era humano. ¿Un espíritu? Antes era bella, sin embargo ahora era espléndida.
-Hija mía- dijo la Diosa- Ya estás a salvo. Ya ha pasado todo.
Julia asintió y alzó la vista para mirarla, mientras las lágrimas cubrían su rostro.
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