Había llegado el momento del duelo interno de Julia, y la dejaron, lo cual fue otro regalo. Lloró por su vida perdida y lloró por la maga que nunca sería. Enterró a esa poderosa hechicera con todos los honores. Y con el dolor, sin quererlo, llegó el alivio. Se había esforzado durante tanto tiempo en ser algo que el mundo no quería que fuese... Ahora podía tirar la toalla. El mundo había ganado. Se entregó a los abrazos de la familia y los agradeció. ¿Qué tenía de especial la magia comparada con el amor? En serio, ¿qué?
...tirar la toalla.
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